lunes, 25 de junio de 2012

Desmontando a Estivill

    Con motivo de la iniciativa creada para el día 29 de junio por la blogosfera de crianza con apego, Día Mundial del Sueño Feliz, os pongo un enlace al blog de Ibone Olza, psiquiatra pediátrica y miembro de la asociación "El Parto es Nuestro"

    Esta iniciativa surge de la necesidad de poner en conocimiento a la población sobre los efectos deletéreos a largo plazo que puede provocar el conocido "Método Estivill" reflejado en su libro "Duérmete niño". 
    Este método conductista se basa en varias ideas:

1. El niño "manipula" a los padres, por lo que llora inconsolablemente a la hora de dormir con esa intención. Nada más lejos de la realidad. De sobra es conocido que un bebé nace completamente indefenso y que su supervivencia y posterior desarrollo dependen principalmente del apego y del vínculo que se establece principalmente con la madre. 

2. El niño debe de dormir del "tirón" a partir de los 6 meses de vida.  El patrón de sueño de los bebés hasta los 2-3 años es distinto al del adulto.  El sueño del adulto consta de 4 fases diferenciadas:

    Cuando empezamos a dormir, notamos que nuestros músculos se relajan, se nos caen los párpados, pero el sueño es muy superficial (fase 1). En este momento, se mantiene la alerta parcialmente, de tal forma que si nos llaman, responderemos y nos despertaremos. 
Pero si continuamos, el sueño se hará cada vez más profundo (fase 2). En esta fase estamos completamente relajados, y nuestra audición está cerrada. Necesitamos que nos hablen fuerte para reaccionar. 
    Posteriormente, el sueño se profundiza más y más, entrando en las fases 3 y 4. En ellas, perdemos la capacidad de respuesta a los estímulos táctiles y auditivos, necesitando un gran estruendo o un zarandeo para despertarnos.
    Si no sucede nada de esto, entraríamos a continuación en la fase REM (Rapid Eye Movement), en la que nuestros músculos están prácticamente paralizados, pero nuestra mente está muy activa. Es la fase de los sueños. Si nos despiertan en este momento, podemos estar unos segundos sin ser capaces de movernos.

    Todo esto es un ciclo de sueño, de unos 90-120 minutos de duración en el adulto. Al terminar cada ciclo, tenemos pequeños despertares (unos 6-10 cada noche), muchos de ellos inconscientes, los microdespertares.





Y éste, más o menos, es el patrón normal de una noche :D



    Cuando un bebé humano nace, es un ser indefenso, pequeñín, que sólo come o duerme. De hecho, las estadísticas afirman que duerme entre 14-20 horas al día. Tiene unas necesidades muy precisas, que son:
- Alimentarse frecuentemente: para evitar las hipoglucemias. La alimentación debe ser a demanda.
- Mantener la alerta de un cuidador, ya que no saben cuidarse por sí mismos. ¿Cómo lo consiguen? Con el llanto. Ese llanto del recién nacido que pone nerviosos a todos si es continuado, seamos padres o no. Al llorar provocan que el "cuidador" le coja en brazos, para que se calme, y así queda protegido de los agentes externos y se asegura la alimentación frecuente. De ahí viene la frase "Quien no llora, no mama". Para mantener alerta al cuidador, también necesita alternar breves episodios de vigilia con otros de sueño.
- Desarrollar la mente. Para ello, lo más importante son los estímulos externos. ¿De dónde vienen, si duerme todo el día? pues de su estilo de sueño, que es un sueño con escasas fases de sueño profundo (3 y 4) para poder despertarse ante nuevos estímulos, y con un gran porcentaje de fase REM, en las que duerme pero su cerebro está más activo.
    Así, se puede decir que el sueño de un bebé tiene dos fases (REM y no-REM), de 50-60 minutos de duración, pare evitar el sueño excesivamente profundo que le impida despertarse ante algún peligro; tiene mayor porcentaje de sueño REM, para así integrar mejor los aprendizajes, y, finalmente, inicia el sueño directamente en fase REM. 

    Estas fases del sueño van cambiando a medida que el niño crece, de tal manera, que la mayoría de los niños, a los 3 años de edad ya no necesitan la siesta, y su patrón de sueño es como el del adulto. Por supuesto, hay variaciones individuales.

    Con todo esto, quiero decir, que obviamente, aunque con el "Método Estivill" los niños "parece que duermen del tirón", no es cierto. Se siguen despertando, lo que ocurre que "aprenden" a no demandar la atención de los padres, sintiéndose indefensos.
    Ahora sí, os dejo el enlace del post de Ibone Olza: 




    En cuanto a la iniciativa Día Mundial del Sueño Feliz, os dejo unos enlaces de información para que os unáis, con el hashtag #desmontandoaEstivill


    Y estos sobre el tema del sueño.

    Animaos y uníos.


domingo, 3 de junio de 2012

Los límites y la complacencia





La educación y la crianza, esas cosas. Cuando me quedé embarazada de mi primera hija, creí que estaba preparada para ser madre, pero ahora no lo tengo tan claro. Estaba preparada para cuidar y para querer, para amamantar y satisfacer las necesidades vitales de un niño. Pero, ¿y para educar? Tengo tantas contradicciones en mi día a día que realmente a veces me siento perdida. Y me gustaría diseccionarlo punto por punto:


 1. Mis necesidades versus las necesidades de mis hijos.  


Está bien ser una madre abnegada y dedicada en cuerpo y alma (no es mi caso), pero me doy cuenta todos los días de lo que influye mi estado de ánimo en cuanto a paciencia, ganas de enseñar cosas nuevas, etc. Por tanto, tengo que poner en una balanza también mis necesidades y encontrar el equilibrio satisfactorio para todos. Por ejemplo: detesto el desorden. Y me gusta la tranquilidad, ni el ruido ni el griterío. ¿Qué debo hacer entonces? Supongo que dedicarme al menos una hora al día a elegir entre deporte, estudio o lectura relajante. Y entonces, ¿Por qué me siento culpable cuando salgo? Apuntémolos como trabajo personal NUMERO UNO.


 2. Los gritos. 


Antes de que naciera la peque nunca gritaba, probablemente fruto de una reminiscencia infantil, ya que en mi casa muchos conflictos se arreglaban a voces y tirando platos al suelo. Odio los gritos. Y ahora, muy a menudo, me veo gritando. El grito es una manera de imponerse a un ser más pequeñito, y por tanto menos gritón, con la fuerza física, en este caso sonora. Lo siguiente al grito...no quiero ni pensarlo. Y no sirven para nada, menos mal, porque si no todo el mundo se comunicaría de esta horrenda manera. Cuando una persona grita significa claramente que está ofuscada y completamente desarmada desde el punto de vista del diálogo y la comprensión. Por tanto, vamos a cambiar de táctica. He leído este post: 


http://www.cuatroenlacama.com/search/label/Casilda%20Rodrigáñez 


 En el texto de Casilda Rodrigáñez describe cómo en las relaciones basadas en el AMOR y en la IGUALDAD (es decir, no somos superiores a nuestros hijos) las acciones se llevan a cabo por el mero deseo de satisfacer al ser amado, por lo que las órdenes no tiene sentido. Además, entre seres que se quieren no se resuelven las situaciones por imposición de las voluntades de uno sobre las del otro, sino simplemente por el hecho de que nos sentimos bien cuando hacemos al otro sentir bien, NO POR EVITAR SENTIRNOS CULPABLES AL HACER SENTIR MAL AL OTRO. En el estado amoroso a nadie se le ocurre dar órdenes, sino hablar, explicar las cosas, aplicarse en la resolución de las decisiones con mutuo mimo y cuidado, para conseguir lo mejor para el ser querido. Así, trabajo personal NUMERO DOS: no gritar, sino dialogar. Empatizar, ponerme del lado del ser chiquitito, y descubrir sus necesidades, sus respuestas tamaño niño y comprender sus acciones derivadas. No juzgar, sólo entender y remendar con la palabra en tono normal. 


 3. Los castigos y los premios. 


Cuando castigamos a los hijos, nos queda siempre la duda de si nos obedecen como sumisión a nuestra ira. ¿Deseo que mis hijas hagan las cosas porque me tienen miedo o porque "hay" que hacerlas, con todos los matices que esto implica? Y cuando hablamos de los premios, el asunto es el mismo. ¿Qué ocurre cuando no les gusta el premio o se cansan de ello? Si realmente nos preocupa (en mi caso muchísimo) el tipo de persona que van a ser nuestros hijos, entonces sabemos que los valores positivos se han de forjar desde el interior. Los elogios, los privilegios y los castigos pueden cambiar el comportamiento durante un instante, pero no transforman a la persona, o al menos no de la forma que deseamos. Ningún tipo de manipulación del comportamiento ha ayudado jamás a un niño a desarrollar el compromiso de convertirse en una persona responsable y cuidadosa. Por lo tanto, a partir de ahora voy a intentar convertir las situaciones de "actitud inapropiada" en un momento óptimo para enseñar, una oportunidad para educar o para resolver problemas conjuntamente: "algo no va bien, ¿qué podemos hacer para arreglarlo?". Trabajo personal NUMERO TRES. 


 ¡En menudo lío me he metido! Voy a tener que cambiar toda mi mente socialmente adaptada a otro época de mi vida y vivir la maternidad y la educacion de una forma más consciente. Ya os contaré si hay progresos.